sábado, 5 de abril de 2014

anormales

                       ANORMALIDAD
La “anormalidad” sico-social no se trata de un vicio,  una enfermedad una aberración o un signo de locura… y muchas otras definiciones que se la aplican por el vulgo y muchas veces por intelectuales y sicólogos. La mayoría de las veces no tiene aún explicación científica alguna, sino simples hipótesis. Máxime que algunas son muy variables dentro del tiempo y espacio cultural en que se dan. La homosexualidad en el siglo XII en muchos países significaba una muerte  sometido a tortura pública o el apedreamiento.
Aquellas  que las tienen sienten que  no son voluntarias y que de ordinario “han nacido con ellas”, lo que es bastante verosímil.
En realidad, los seres humanos anormales en este rango sico-social que abarca gran parte  de lo cultural
SON AQUELLOS QUE ESTADISTICAMENTE SON UNAPEQUEÑA MINORIA RESPECTO AL RESTO DE SU GRUPO SICO-SOCIAL.
Casi todas las sociedades, como he señalado en un espacio de tiempo pueden variar sobre la apreciación “anormalidades” que son rechazadas  en esa sociedad o grupo social. Igualmente pueden ser toleradas o aceptadas por culturas diferentes.
Frecuentemente los que  descubren que son “diferentes” tardan en darse cuenta de ello, si no se trata de diferencias que se presentan rasgos físicos o bien que tempranamente se sienten segregados por el resto de su grupo social. Su reacción personal cuando adquieren plena conciencia es aceptar su “diferencia” o negarla.
En el caso de aceptarla llegarán a adquirir algún tipo de equilibrio emocional. Si la rechazan y se dejan influenciar por el rechazo de su medio social, su vida será una tragedia derivando en múltiples problemas síquicos. Existen aquellos que consiguen ocultar su “diferencia” lo cual les mantiene en una situación trágica continua. Viven una especie de esquizofrenia o doble mentalidad.

Aquellos que aceptan ser diferentes no solamente  alcanzan un cierto equilibrio sino que también pueden transformar su diferencia en algo positivo en beneficio de ellos mismos y de otras personas.

Existen algunas anormalidades que, siendo aparentemente aceptadas socialmente, en realidad ocultan un gran rechazo a no ser que su poseedor, por alguna razón de suerte o caracterológica, alcance el “estrellato” social. El caso más frecuente es el de los “superdotados” de algún tipo caracterizados por la fábula del “patito feo”. En los numerosos casos que  estas personas no se sientan reconocidas su evolución sicológica suele ser negativa oscilando entre el desprecio hacia quienes les rodean y que  captan como seres inferiores o la depresión  continua
En cambio la mayoría de los que han conseguido el “estrellato” social tales como grandes deportistas, cantantes, actrices, modelos… su fama  hace que se les perdone sus “diferencias” socialmente

Las anormalidades pueden ser muchas. Las más corrientes pueden ser: superdotados en algún aspecto, hiperestésicos, capacidad intuitiva, hipersexuales (ninfomanía y satiriasis…), homosexualidad, masoquismo, sadismo, autismo….

En sicología y siquiatría  las anormalidades que  son denominadas parafilias son consideradas COMPULSIVAS.  Se ha tratado de dar muchas explicaciones al  origen de la compulsión. Es cierto que se puede deducir,  en ocasiones, por “experiencias” en  los primeros años de vida o juveniles. Sin embargo más que determinantes parecen ser mecanismos que disparan la predisposición  de la persona a esa anormalidad. Existe una base previa ya que personas que han pasado por las mismas experiencias no reaccionan de la misma manera. Esto en cuanto las parafilias. Existen igualmente múltiples anormalidades en los humanos que no tienen que ver con la sexualidad, como lo son las parafilias.  Esto es más evidente en las anormalidades caracterológicas  en que igualmente predomina una compulsión a “ser así” o a “actuar así”.

Indudablemente existe igualmente en la anormalidad tres tipos fundamentales:
·         La creativa que puede beneficiar a quien la posee y a otras personas.
·         La neutra que solamente es objeto de rechazo y que destruye en mayor o menor grado a quien la posee
·         La destructiva, que no solamente suele destruir a quien la tiene, sino  que tiende casi siempre a dañar a otras personas en forma directa o indirecta. Muchas de las anormalidades de este género suelen esta penadas por las leyes de los diferentes países por atentar  contra libertad  o dañar criminalmente a otros.
En estos casos que  entran dentro del campo de lo sicótico los científicos opinan que son irrecuperables debido a su compulsividad innata, pero lo más probable se deban sobre todo, a ese sustrato aún desconocido que arrastra  al Anormal como si fuera una previa “información genética”.
COMO SI ESTUVIERA PROGRAMADO.
Esta posibilidad crearía graves problemas éticos respecto a la libertad, responsabilidad de acciones y culpabilidad legal. Sin embargo es algo que ninguna de las discusiones multiseculares sobre el “libre albedrío” ha solucionado. Las leyes, en caso de delito se inclinan a aceptar la culpabilidad, si no se puede demostrar que la persona estaba enajenada o al menos, temporalmente enajenada.

Me parece que una cosa es la enajenación que es una perturbación física y la PROGRAMACIÓN que es un hecho sico-social.
¿Por qué no se considera Programación insalvable aquella que es inducida por Normas Culturales  de una antigüedad multisecular transmitidas como VALORES OBJETIVOS generación tras generación casi desde el seno materno? ¿Acaso no existirá una transmisión genética de estas Creencias Culturales?
Ética y legalmente se defenderá que no está probada científicamente esa herencia genética. Una cosa es que no se haya podido probar, aunque cada vez con el transcurso del tiempo y nuevas tecnologías nos vamos acercando a conseguir pruebas científicas de ello.
En el caso que se probase esa programación sico-social ineludible, todos aquellos que cometen delitos contra otras personas  serían inocentes, porque como los enajenados no podrían evitar la compulsión, por ejemplo a robar o matar.
Sin embargo,  si está probada la compulsión a pesar que el sujeto sepa perfectamente lo que hace y que lo hace voluntariamente. Voluntariamente no en el sentido que pueda elegir, sino QUE NO QUIER ELEGIR. ¿Existe entonces libre albedrio?
Muchas veces esos criminales son seres  muy inteligentes, saben que el resto de la sociedad  los condenará si pueden probar su culpabilidad. Pueden, incluso, no querer hacer lo que hacen,  pero en un momento dado lo hacen.
Las religiones  han tratado de explicar este tipo de Anormalidad con los conocimientos de los diversos tiempos atribuyéndolo  generalmente a intervención de seres espirituales negativos que se apoderan  ocasionalmente o que poseen a los individuos.
El otro aspecto sería  como se debe comportar la sociedad, el grupo humano al que dañan, respecto a estos  individuos que tienen esa misteriosa programación no adquirida  por sus vivencias personales sino como innata.

Hay que distinguir entre culpabilidad de una persona y su nocividad para la sociedad en que vive. Estoy hablando de programaciones incurables, según lo que hasta el momento se conoce, a los que denominamos como sicópatas rematados e irrecuperables según la opinión científica. Aún  es posible que  pase mucho tiempo para determinar su culpabilidad, lo que inmediatamente conocemos es su NOCIVIDAD y es de la que tenemos que protegernos. En la antigüedad, en toda la Edad Media se les castigaba como voluntariamente culpables y por eso se les sometía a torturas  públicas y ejecuciones Se trataba de  inducir  por el terrorismo legal. .. Un ejemplo entre millones:
). Campanella (filósofo, creador de una utopía más tarde llamada la “isla del Sol” urde  en Calabria durante el año1559, una conjuración en la cual participan clérigos y laicos, religiosos y campesinos, intelectuales y aventureros, frailes iluminados,
como Dionizio Ponzio, y renegados logreros, como la baja Cicala.

El alzamiento fracasa, debido a la delación y el virrey inicia, “mo-
re hispánico” una represión cruel y sangrienta. La mayor parte de
los conjurados son presos y ejecutados, con lujo de sevicia: algu-
nos son descuartizados; otros decapitados, otros colgados, otros pasados por la rueda; todos expuestos, para general escarmiento del pueblo en lugares públicos; ninguno muerto sin antes haber sido torturado.







Todo ello en el inicio del siglo XVII y perdurarán las torturas públicas hasta  el siglo XIX. En este caso no por crímenes personales, sino por simplemente ser revolucionarios y protestando contra la miseria generalizada y el deseo de mayores libertades. Es decir, porque eran “diferentes” y no aceptaban lo que la mayoría consideraba NORMAL
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